Reintentaré este asunto:

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Planeando en las zonas después del primer entero, para adelante y hacia adentro emigrando raices afuera detrás de la fuente en el centro, apretando el motor correcto, reaccionando como agua con potasio, cuando colocar una capa más de piso se hace sin lluvia, para si eternamente para si en el después de los aires constreñidos así con formula perdida.

Bueno, ya que saqué eso de mi sistema. Ahora si:

No debo seguir el espiral, ni dejarme llevar por él a su oscuro destino, si parece divertido, una resbaladilla que cada vez se pone más intensa, llenándote todo, consumiendo cada pensamiento libre, ya he estado ahí, muy al fondo, porque es una espiral que no acaba sino hasta la locura. Esto por supuesto que no es un diagnóstico psicológico, es un presentimiento.

Controlado con aceite conmina su uso a la cocina, en un entendimiento absoluto de la naturaleza no opresora completamente amigable al ojo humano que representa esta luz protectora, un escudo ligero fácil de llevar que claramente permite realizar esta y otras actividades de forma completamente normal sin pausas necesarias, o bueno, mentiría si digo que no hay absolutamente ninguna pausa, la hay es profunda, bien recibida. Se le trata con respeto que se merece, lo que por supuesto involucra aceptación total de sus consecuencias.
Se absorbe, se integra a uno, se nubla la vista, se es evasivo a ratos si, porque todo boxeador sabe cuando agacharse, cuando recibir el golpe, como partes necesarias de un proceso más amplio.
Ahora que la situación puede ser suavemente llevada se le permite a uno cumplir con los compromisos propios de su devenir natural, compromisos que se aceptan con un profundo honor, se mete uno en ellos de lleno, -dejarse llevar, sabes? Entonces sucede, nada…

Y aprendes a reconocer los patrones para poder detenerlos antes de que se enraícen, los cortas de tajo mientras son jóvenes e inofensivos, me sorprende la cantidad de personas que no les respetan por esta condición, entonces les dejan crecer sin control hasta que se posicionan de sus dominios, sin que se den cuenta. Hay que estar alerta siempre, si requiere energía mental, por supuesto que se agotan las reservas de fuerza de voluntad pero con el tiempo aprendes a expeler la cantidad de energía necesaria apenas suficiente para pagar la deuda y un poquito más, hasta que acabas con ella por completo.
Normalmente quedan residuos, que nunca se van realmente, pero es que ellos son el ancla a la lección aprendida. Vuelves a ellos cuando dudas sobre el futuro, que sean tu guía, no hay nada más, bueno y los avisos interiores, esos… ah tan olvidados a veces, ellos que nunca nos fallan, terminan callando bajo el yugo de los sueños. Es que estos lo ponen a uno bien bien, ¿pa’ qué moverle? ergo, ganan siempre aunque no lo merezcan.

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