Que fácil envidiar la inercia incansable.
Los animales menos solos en el océano, entre sus eternas olas, acompañándose unos o otros sin miedo, poderosos reyes insensibles a las tormentas el sol y el tiempo, no son ningunos que inspiren poemas o prendan la imaginación de ilustradores optimistas, se les ve desde el espacio, son misteriosos porque nadie habla de ellos, todos los producimos y están ahí flotando en el pacífico y en el atlántico siguiendo las corrientes de los fenómenos meteorológicos.
Los barcos sucumbirán y las ballenas se esconderán en las tranquilas profundidades pero ellos los plásticos y los desechos que forman una isla gigante cumplirán el sueño de los hombres de ser inmortales e importantes y el sueño de las mujeres siempre fieles unos a otros celebrando el amor con su naturaleza artificial indestructible.
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